Cambiando cacharros por cuchillo/tenedor

Porque como no todo en esta vida es sufrir y pasar miedo, ya sea en esas maravillosas placas pedriceras, cuestarrones pirenáicos o petandote los nudillos a golpe de piolet el hielo, con el último tornillo a 15 metros y metido solo hasta su mitad....., decidimos por un día, meternos un BUEN homenaje y darle al cuerpo serrano algo de alegría.

Jornada gastronómico-festiva en calidad y cantidad, la que tuvimos a comienzos del puente en Sepúlveda, en tierras segovianas. ¿Habrá sitios mejores donde degustar el cordero o el cabrito? Pues no lo sé, lo que sí puedo decir es que de los que conozco pocos se igualan a esta villa.

Nos metimos entre ambas suegras, Laura y el que suscribe, un par de cuartos de corderito con una botella de Rioja joven...y de postre un helado......que bufff, temblaba el misterio y el cañón del Duratón colega, fíjate por donde que ¡¡ dejé de pensar en la montaña !! Inaudito pero cierto.....Si es que como nos gusta comer !!

Se sepa que días antes me imaginaba ese olorcillo humeante saliendo de la bandeja, pues esta ocasión no es la primera que visitamos el lugar.....

Y para muestra el segundo cuarto, lo que era:

lo que pasó a ser (eso que se vé, nos lo comimos también...)

Tanta comida y vino, se vé que desde tiempos remotos, cuando aún existían las "rubias", se ha ido a parar a algún lado concreto de la Villa de Sepúlveda.... que se vea que el que avisa, no es traidor:

Si seeeñoorrr, con 2 cojo...

Ahora cogeremos con más ganas (y más kilos) las próximas actividades montañeras