Atrás quedó el verano. Cara Este del Picu Urriellu

El sueño de un nuevo viaje a Alpes se vio truncado por motivos laborales. “…necesidades del servicio…” me dijeron, frase tan comúnmente utilizada hoy en día.
Replanteo, no será por cosas más cercanas que tenemos en mente hacer.  Pero la montaña y la méteo es la que manda de cara a hacer planes.
Tres vías queríamos hacer en el Picu Urriellu durante nuestra estancia en la Vega, dos en la Este (Cepeda y Amistad con el Diablo) y una en la Oeste (Leiva)… y no acabamos ni la primera…

Con pronósticos de entrada de mal tiempo a media tarde, elegimos de las tres vías la que tiene una escapatoria más fácil “por si acaso”. El viento desde que llegamos ayer sábado es fuerte y en ocasiones las rachas llegan a ser bastante molestas.
Nos levantamos a las 05:30 horas del Domingo 30 de Agosto y tras informar a Tomás (guarda del refugio) de nuestras pretensiones, salimos de Vega Urriellu. 
Momentos mágicos empezando la jornada bajo la luz de nuestros frontales, a eso de las 06:20 horas.


Llegamos amaneciendo a pie de vía de la Cepeda minutos antes de las 8 de la mañana, con tiempo más que de sobra para estar abajo al medio día. En caso de tener que hacer una retirara inesperada, tenemos los rápeles de la “Espejismo de verano”. 
El día anterior por la tarde calé el barómetro del altímetro y tan solo había bajado 1 mbar en 12 horas, por lo que el cambio del tiempo en principio no sería rápido. Pocas nubes en el cielo nos dan cierta confianza.
Surgen dudas a pie de vía, cuestionándonos si escalar o no. Miramos el cielo y no lo vemos mal.
Se aproximan cordadas y toca decidir   porque si se meten delante se van al traste todos los horarios.
¡¡¡ Tiramos para arriba !!!.  Los largos iniciales son sencillos y se hacen bastante rápido. 
Primer largo:
Segundo largo, cielo despejado:
Tercer largo, por la chimenea. Primeras nubes:
Al llegar a la “Y”, el cielo ya apunta maneras. Cielo cubierto:

A falta de dos largos en los que nos cruzaremos con la “Espejismo de verano”,  el viento arrecia. En vista de la rápida evolución de las nubes sabemos que vamos a tener que bajarnos sin acabar la vía.

Primero metros del cuarto largo, preciosos:

Estoy finalizando el 4 largo cuando empiezo a notar caer las primeras gotas. Gotas que arrastra el fuerte viento sur hacia nosotros.
Laura en los últimos metros del cuarto largo donde hay un paso algo más complicado, ya con las primeras gotas:

Laura recupera este largo rápido. Miro el reloj y son las 09:00 de la mañana cuando estamos intercambiamos rápidamente el material en la R4.
Primeros relámpagos de fondo. Se atenúa la luz, cielo negro que no augura nada bueno. El intervalo de los rayos es cada vez más corto, síntoma de que la tormenta se acerca rápidamente. Alucinamos de lo rápido que se ha formado, en apenas una hora.

En el quinto largo hay un diedro en el que hacia la mitad, la roca está algo descompuesta por su parte derecha. Con tiento y protegiendo lo justo se salvan estos metros de incertidumbre para pasar a terreno más fácil.

Es curiosa la sensación y lo que te pasa por la cabeza en momentos así. Escalas cual  autómata sin pensar más de la cuenta en la calidad de la roca en determinados puntos, te da igual que la roca esté mojada (hasta mojada es agradecida la roca del Picu), a sabiendas de que tan solo debes proteger lo justo para no perder tiempo y que ni puedes ni debes caer. Simplemente te conformas con lo que hay porque no hay otra cosa y sigues para arriba para salir cuanto antes.

Me salto la primera reunión de clavos que me encuentro y empalmo con el siguiente largo tal y como había pensado en la última reunión, continuando por un diedro tumbado muy fácil a izquierdas.
Bajo una copiosa lluvia busco la primera instalación. Unos minutos que parecen interminables. No la encuentro….Vuelvo a mirar los dos croquis que llevo con cuidado de que no salgan volando y ambos coinciden en que queda ligeramente a la izquierda y unos metros más abajo.
Pregunto a Laura por el walkie cuánta cuerda me queda y me dice que unos 10 metros como mucho y que si continuo subiendo, tendrá que salir en ensamble. Le digo que espere porque tengo que estar a punto de ver la primera instalación de rápel a mi izquierda, que es la última reunión de la “Espejismo de verano”, además de que tan solo he metido tres friends en los casi 60 metros y antes de quedarnos en ensamble en estas circunstancias,  prefiero montar reunión por seguridad.

Ciertos momentos que ya empiezan a ser agobiantes y en los que a pesar de las circunstancias y de que el tiempo apremia ahí arriba, conviene estar tranquilo para pensar y ver con claridad. Sigo escalando pocos metros más ya sin apenas cuerda y por fin veo la primera instalación de rápel a mi izquierda. ¡¡¡ Subidón !!!.

Son las 09:30 y ahora la tormenta está totalmente sobre nosotros. Llevamos algo más de una hora escalando estos cinco largos y el tiempo ha cambiado estrepitosamente en muy poco tiempo. Lo que al principio eran gotas ahora es granizo.

Mientras recupero la cuerda a Laura que sube literalmente corriendo, guardo la cámara de fotos dentro del forro para que no se moje. Uno de los walkies ya ha pasado a la historia.
Sobre nosotros los cielos descargan como nunca antes habíamos sufrido. Cielos a los que uno se encomienda para que no le caiga un rayo y pase a formar parte de las víctimas por tormenta en el Picu.

Laura se junta conmigo en la reunión y preparamos con sus cabos de cuerda el primer rápel. El viento nos zarandea hasta el punto de desestabilizarnos. El granizo impacta fuerte en el casco y hace daño en la cara y manos. La cosa está seria.

Para tirar las cuerdas esperamos a que pasen las rachas de viento más fuertes, siempre con la esperanza de que no se enganchen en ningún lado.
Poco a poco vamos realizando los rápeles en este escenario de cascadas de agua en el que se ha convertido la pared.  Vamos abrigados y con ropa de sobra, pero aún así los pantalones y los pies los llevamos como sopas.

Cuando espero a Laura en la instalación siguiente, veo que bajan de regreso desde la Sur hacia la Celada algunas cordadas. Nos ven ahí subidos. Interpreto que al vernos bajando piensan que estamos bien, porque no preguntan... Simplemente miran y continúan andando (modo “salvesequienpueda = ON”). ¡¡¡ Viva la camaradería !!!

La tormenta eléctrica va pasando dirección Sur-Norte y afortunadamente ya “solo” sufrimos la lluvia, el viento y la bajada de temperatura.

Los instantes previos a recuperar las cuerdas tras cada rápel son intensos. Metemos uno de los cabos a medida que vamos tirando para que al caer se quede en su mayoría metida. Aprovechamos cuando el viento es menos fuerte para tirar de los últimos metros. A pesar de estar mojadas y pesar, el viento hace que pasen por encima de nuestras cabezas hacia la derecha.
Rapelando, el fuerte viento se las lleva poniéndolas de forma completamente horizontal, con los cabos de los extremos a mi altura a modo de bandera hacia nuestra derecha. Vaya vendabal.

Una y otra vez preguntándonos el uno al otro cómo estamos y repitiendo las mismas maniobras: "...shunt, descensor, chequeo, para abajo colocando cuerdas, búsqueda de la siguiente instalación, autoaseguramiento, desmontaje de los aparatos de rápel, avisar al compañero, empezar a meter el cabo de la cuerda de la que toca tira y a esperar con alguna que otra tiritona a que baje la compañera..." Maniobras muy repetitivas pero en las que no hay que despistarse.
Así hasta que el quinto rápel nos pone en el suelo.

Afortunadamente no hemos tenido problemas en rapelar. Bajamos los algo más de doscientos metros en una hora.
A medida que hemos ido perdiendo altura la lluvia ha ido amainando y cuando estamos en el suelo, ya tan solo cae un leve calabobos. Miramos hacia la cara Este, viendo atónitos la cantidad de agua que baja por todos los tubos de órgano. Una imagen que no olvidaré nunca.

Empapados, recogemos las mochilas y emprendemos el camino de bajada hacia el refugio por la Celada.

Al llegar al Refugio avisamos de nuestra llegada a Tomás, el guardés y mientras uno se da una ducha caliente el otro aprovecha para ir colocando las cosas a secar.
Por la tarde unas horas de tregua en las que salió el sol a ratos, el viento no paró y pudimos secar fuera la mayoría del material y ropa que se nos empapó por la mañana. 
Hay que joderse, hace unas horas pasando las de Caín ahí arriba  y ahora mismo bebiéndonos una cerveza con una buena ración de queso de Cabrales.

Íbamos muy bien de horario pero la tormenta entró mucho antes de la cuenta.

Sin duda esta experiencia, condicionaría mucho las jornadas siguientes, porque era ver un cielo algo sospechoso en otras escuelas de la Cordillera Cantábrica, y dedicarnos a otra cosa diferente que no fuera escalar, bastante habíamos tenido ya con salir de la Este del Picu.

Por la noche de nuevo los cielos descargan. Desde dentro del refugio en el que nos quedamos a oscuras durante un tiempo a causa de la tormenta, se vive desde otro punto de vista. A salvo de sus paredes azotadas por más viento y lluvia, vemos un cielo por momentos iluminado y escuchamos impresionados como se las gastan las tormentas aquí arriba, en alta montaña.

Ahí van unas tomas grabadas con el móvil de lo que fue esa noche:



Ya que conocemos más de la mitad de la vía, habrá que volver y disfrutarla con un tiempo en condiciones...
* * *BUENAS ESCALADAS * * *

8 comentarios:

  1. Una putada, no poder haber conseguido los objetivos, pero tambien mola la aventura que pasasteis, asi teneis otra vez ese reto de hacerlo y que motiva mas a uno a hacerlo, mas o menos eso nos paso a Maria y a mi hace ya unos años que queriamos hacer las cuatro caras en varios dias y solo nos dejo hacer la cara este y sur, pero ya volveremos y con mas ganas e igual que hareis vosotros, abrazos y besos.......

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    1. ¡¡ Hola Galo !!
      Qué se le va a hacer. Como bien dices cuando regresemos lo haremos con más ganas, además ya conocemos más de la mitad de la vía !!! Afortunadamente y con la experiencia que hemos ido ganando a lo largo de todos estos años pudimos resolver sin problemas a pesar de las circunstancias.
      Aunque la idea era estar allí cuatro o cinco días para hacer las vías que comento, sabíamos que si no escalábamos ese dia, los siguientes era inviable porque se metía la borrasca proviniente del Atlántico durante toda la semana, como así fue.
      Muchas gracias por tu comentario. Besos y un abrazo fuerte para tí y María.

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  2. Lo que no contáis es que llevasteis en el pantalón, el escapulario del Santo Mamónidus de los Marrones, al que os encomendasteis para que pasara la tormenta de refilón y luego os regalara un espléndido sol al cabralés... ¡Vaya dos Loros!
    Gracias por el relato y las estupendas-vistosas fotos.

    Abrazos
    VC

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    1. Qué pasa Vicios Carnales!!!
      Jajajaja!!! que mamónidus eres. Ahí tuvimos a nuestro ángel de la guarda particular haciendo horas extras un domingo...Había que reponer después de tanta tensión, ¿qué mejor que con un cabrales y unas birras?
      Gracias a ti por comentar, nos vemos por donde siempre....
      Un abrazote ;)

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  3. Ahora sois más fuertes y más sabios...enhorabuena por el intento y por saber gestionar la situación!

    Salu2

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    1. Gracias Vlady, volveremos y llevaremos a término lo que aquel día queríamos y si es posible, las otras dos vías que sobre todo tenemos ganas a la Oeste y era el motivo principal del viaje.
      Saludos.

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  4. Vaya salidita guapa, con tormenta eléctrica y el final, no puede ser mejor con quesico de la tierra¡ Gracias por los post majetes¡

    PD: Soy el de la cola jejeje

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    1. Hola Adrián!!!
      Una pena no poder completar la vía y ni los planes que teníamos allí arriba en Picos, pero volveremos en cuanto podamos. El "quesu" nunca falta, ni en Picos ni en casa, jajaja.
      Encantando de conocerte el otro día.
      Un abrazo, Diego.

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