La Tofana di Rozes es una de las cumbres más célebres y vistosas de las Dolomitas, y a lo largo de todo su murallón meridional, que señorea el Pto. Falzàrego, han abierto vías diferentes grados de dificultad algunos de los más afamados escaladores de la historia alpina.
Por la vertiente norte en cambio, existe una “vía normal” que permite coronar la cima por sendas, cascajar y roquedo realizando algún que otro paso fácil de trepada, pero que dada la exposición y la altitud, puede resultar tan ardua como arriesgada si hay nieve y/o hielo.
Históricamente, este colosal peñón de más de 3.000 metros es de trágico recuerdo por la sangre vertida en su derredor durante la Gran Guerra, ya que tropas de montaña italianas y austrohúngaras rivalizaron por su dominio en prodigiosas azañas de arrojo alpino y militar. Túneles, fortificaciones y ferratas, adaptadas estas últimas a las aficiones deportivas actuales, quedan como huellas aún visibles de aquella macabra vesanía. Se trata de las ferratas “Tre Dita” y la ferrata “Lipella”.
Jueves 23 de julio de 2009:
Datos de la ruta realizada:
Inicio/fin: Refugio Dibona (2.083 mts)
Desnivel: 1.070 mts.
Tiempo empleado (con descansos): 7 h 6 ‘.
Cartografía: Tabacco, f. 03 (1:25.000)
Bibliografía: Marchas, ascensiones y ferratas por las Dolomitas y Brenta (Ed. Desnivel).
Tras abandonar nuestro alojamiento en Forno di Zoldo, pasamos Cortina d’Ampezzo y en algo más de una horita de coche estamos untándonos de crema hasta las cejas en el parking que hay junto a Refugio Dibona (2.083 mts). Apunta a que al menos el día metereológicamente hablando será bueno.
La subida se hace por un cómodo sendero (nº 403) que va zigzagueando ladera arriba y que se hace más a mena dejándonos llevar por las impresionantes vistas que nos brinda la cara Sur/Sureste de la Tofana di Rozes a nuestra izquierda y las paredes de la Punta Anna a la derecha. Desde aquí, también vemos a lo lejos La Marmolada:
Más arriba la senda a través de esta Forcella de la Fontananegra se empina un poquillo más, pero se sube bien (nos pasó un menda en monta de trial que luego resultó ser el guarda).
Una vez llegamos al collado, nos encontramos con algunas construcciones en ruina de la Primera Guerra Mundial, y cruzamos bajo un cable que es el que utilizan para subir víveres desde la plataforma del parking al Refugio Giussani (2.580 mts). Por dicho cable va una jaula grande de transporte a modo de teleférico (no, no pueden subir personas…hasta aquí a patita colega). El Ref. Giussani, nuestra primera parada, ya es visible:
Vemos neveros por donde tenemos que subir. Prudentemente preguntamos al guarda, quien tras echar uno ojo a nuestro calzado, nos indica que al menos en el nevero cimero, hacen falta piolet y crampones, pues hay nieve dura y hielo…
Laura y yo miramos en repetidas ocasiones la ladera norte, por donde va la ruta de ascenso “normal” a este pico…Tras varios minutos y después de darle vueltas al asunto, decidimos por lo menos acercarnos a ver cómo está la traza de la huella de los neveros que nos quedan a la vista, aunque nos hemos desanimado un poco. He de decir que no llevábamos material de invierno, pues tampoco teníamos en mente meternos aquí en fregaos (el que evita la tentación evita el peligro…) y el peso del equipaje en el avión ya pasó por los pelos sin recargo…(excusa nº 147).
Cara norte. La vía normal surca la misma en subida horizontal de izquierda a derecha:
Vemos tres neveros en los que se diferencia huella. Los dos primeros los pasamos bien ya que la inclinación no es mucha, la huella que hay es cómoda y la nieve no está dura. El tercer nevero y último de esta vertiente es otra cosa: la inclinación es mayor, la nieve está más dura y se ven varias huellas de escaqueos por varios sitios (lo que hace el miedo…) .Nos adelanta un señor que parece conocerse mejor el camino al que muy gustosamente dejamos pasar.
Vista del tercer nevero desde abajo. Parece corto, pero no lo es:
Elegimos el mejor de los caminos a nuestro criterio y vamos dando los pasos pensando en cada movimiento. Con el rabillo del ojo derecho vemos lo que puede suponer un pire por aquí: deslizamiento por el nevero con caída libre por los contrafuertes 200 metros más abajo. Yo voy pensando: “…y por aquí tenemos que bajar luego…”.
Atrás hemos dejado el tercer nevero. Ahora toca hacerse unas cuantas trapaditas por unas gradas de piedra descompuesta y tierra suelta que no da nada de confianza pero sí mucho ambiente. En algunos sitios hay que poner las manos, pero el camino está más o menos bien marcado con hitos o puntos rojos o ambas cosas. Con cuidado se sube bien. En este punto hay que ir con ojo porque hay un camino marcado con puntos azules que es que va hacia la derecha, hacia la ferrata "Tre Dita". Nosotros seguimos por los puntos rojos.
Por aquí arriba ya hay ambiente. Estamos a punto de llegar a la cresta Oeste que es la que nos llevará a la cumbre. Un paso algo más expuesto en el que encontramos tres herraduras que vienen de perlas (si están ahí, es para usarlas…véanse en la imagen de a continuación):
Hemos llegado a la cresta. Hay una ventolera y un frío de mil demonios, pero bueno, a primera vista y aunque vemos un nevero bastante grande arriba, parece que lo que habíamos estado pensando abajo en el refugio cuando el guarda nos había dicho que pinchos pa subir, lo habíamos dejado atrás. Qué equivocados estábamos…
Seguimos subiendo y llegamos a la altura de un hito bastante grande. El viento a medida que hemos ido subiendo hasta este punto ha sido cada vez más y más fuerte, hasta el punto de hacernos perder el equilibrio y tener que agacharnos para no caer al suelo.
Lo que se oye en el vídeo es el viento. Ocultan quedan las palabras de Laura diciendo "...su puta tía, que frío hace...". También se observa como la zarandea el viento...:
Echamos un ojo al nevero cimero y veo desde lejos que los peldaños no son tan grandes y que la nieve tiene “ese brillo” de cuando está bien durita. Nos juntamos con una cordada de italianos que ha subido por la ferrata Lipella e intercambiamos algunas palabras a voces, ya que con el viento no se oye nada.
Ellos deciden tirar para arriba. Llevan un bastón cada uno, como nosotros. Laura me dice que si quiero que suba yo que me espera un poco más abajo para no pasar tanto frío, pero yo sigo sin tenerlo claro. Por un lado fastidia estar aquí y tener que darse la vuelta, pero jugársela en un nevero...Un resbalón podría suponer una caída por el mismo de varios centenares de metros con vuelo libre por una de las vertientes de la montaña, riesgo que no estoy dispuesto a asumir. El estado de la nieve sumado al viento huracanado no hace que esto sea un juego de niños.
La cordada de “ferratistas” están a la mitad del nevero. Han ido muy despacio. ¡¡ Ostias !! Vemos como uno ha perdido el equilibrio y ha caído a la nieve. Por fortuna no se ha deslizado. Ambos se dan la vuelta. Miro a Laura y le digo: “…ves, si no las tenía todas conmigo, lo que acabo de ver ahora me acaba de confirmar que no tenemos que subir…”.
Instantánea en el momento de la caída:
Esperamos que bajen los “ferratistas”. Han tenido suerte. El que parece más mayor y con tono gracioso nos dice algo así que es como la tercera vez que llega hasta aquí y no hace cumbre y nos confirma que bajo la nieve, con una primera capa algo paposa, hay hielo.
En la cota 3.060 nos retiramos. La Tofana tiene 3.225 metros, lo que hace que la retirada la hagamos a tan solo 165 metros de cumbre. Así es la montaña. Hemos subido más de lo que pensábamos cuando estábamos en el refugio, y no siempre se gana, pero desde aquí el recuerdo que nos llevamos y las imágenes del momento merecen mucho la pena.
La bajada la hacemos con mucha precaución, especialmente por la exposición de algunos de los destrepes y el tercer nevero por el que antes hemos subido.
También nos dá tiempo a moñear un poco en algún que otro agujero, de esos que hay hecho desde la Gran Guerra. Imagino que sería un puesto de tirador u observación.
Regresamos al Refugio Giussani. Confirmamos al guarda el estado del nevero cimero. Con una sonrisa nos dice que hemos hecho lo correcto. Reponemos fuerzas y ambos, callados, no nos hemos ido de allí cuando ya estamos pensando en volver en un futuro para entonces sí hacer cumbre.
La montaña seguirá ahí, y otro día cuando volvamos es posible que las condiciones sean otras y nos permita ver desde su cumbre las montañas dolomíticas sobre las que se yergue esta pirámide:
Eso sí que es una victoria, es decir, una retirada a tiempo....
ResponderEliminarpeaso vacaciones os habeis dado
yo me voy en 3...2...1... a ailefroide
elpasochungo
Hola, pues ya me habeis puesto los dientes largos, a ver si el próximo verano me acerco.
ResponderEliminarMala suerte con no subir los pinchos.
Un abrazo
SABIA DECISIÓN, EN LA MONTAÑA RIESGOS LOS IMPRESCINDIBLES, YA HABRA TIEMPO DE HACER CUMBRE. IMPRESIONANTE LA MARMOLADA. UN SALUDO.
ResponderEliminarBien decidido....
ResponderEliminarSlds
Además seguro que vuelves No? ;)
ResponderEliminarPor cierto no sé si sabes que en la Marmolada hay una pista de esqui que está abierta en verano!
Salu2
Hola !!
ResponderEliminarJavi, tú lo has dicho. Jode mucho bajarse estando tan cerca, pero no hay cumbre que se merezca correr un riesgo tan elevado. Ahora disfruta de tus vacas !!
Antonio, cuando subas verás como toda foto que veas antes de allí no es comparable con verlo con tus propios ojos..Eso sí, echa el material !!
Enriquemonte, La Marmolada de cerca impresiona. Verás fotos de aquí a unos días de ella...
Fer, acojonados es lo que somos, jajaja.
Vlady, ¿acaso lo dudas? Claro que volveremos y con más fuerzas y ganas !!!! COrrecto, en la Marmolada se puede esquiar aún en verano. También estuvimos allí.
SaluZ y mucho monte chavales